El espíritu de Prepárate para el nido vacío es recordarnos que podemos disfrutar de la maternidad sin olvidarnos de nosotras mismas.
Sin dejar lo que nos apasiona, lo que nos interesa, lo que nos llama la atención de lado por ocuparnos solo de lo que apasiona, interesa o llama la atención a otras personas, en concreto a nuestros hijos.
Y sé que las actividades de los niños en muchas ocasiones nos llenan de ilusión, es maravilloso ver como empiezan descubriendo con la mirada una pelota, como después logran sostenerla entre las manos, pasan a tocarla con el pie y cuando menos te das cuenta… juegan horas sin querer detenerse a tomar un sorbo de agua. Vuelves a pestañear, y ya no les interesa, ya son grandes para jugar.
Por eso hay que aprovechar y disfrutar cada momento de la maternidad, pero sigamos cuidando de nosotras mismas en el camino, porque somos aún valiosas y porque le hace bien a nuestros hijos ver que damos prioridad a nuestra mente, a nuestro cuerpo, a nuestros gustos y a lo que hace vibrar nuestro corazón.
Por ejemplo…
Este año una querida amiga, Jessi, me sugirió iniciar un club de lectura. Yo nunca había estado en uno, pensaba que se trataba de reunirse varias personas a leer capítulos en voz alta y ¿quién tiene tiempo para eso?
Pero no, bueno, quizá algunas personas sí lo hagan así. Pero lo que nos funcionó a nosotras fue elegir un libro, ponerle una fecha límite para leerlo y reunirnos para comentarlo. Pronto se unieron muchas otras mujeres y ahora tenemos un club de lectura divertido y esperamos con gusto el siguiente libro y la siguiente fecha de entrega.
Hasta ahora hemos leído «La ignorancia» de Milan Kundera y «Tan cerca de la vida» de Santiango Roncagliolo, los dos muy buenos, sin entrar en detalles que no es el caso del post, se los recomiendo mucho.
El caso es que participar en un club de lectura me abrió la puerta a todos estos beneficios:
- Volver a leer temas diferentes a los que me había ocupado casi exclusivamente en los últimos años: los dedicados a la maternidad y crianza.
- Leer más rápido, porque tenemos fecha de entrega. Antes tenía libros en mi mesa de noche, leía pero como no tenía fecha límite, se me podían pasar meses.
- Leer con más atención, nada de estar revisando el teléfono o cualquier otra distracción, porque tenemos que comentar el libro.
- Hacerme un tiempo a la fuerza para mi. Mis hijas saben que si estoy leyendo me tienen que hacer el espacio, a menos claro que sea una emergencia.
- Sentir todos beneficios que trae la lectura: mejorar mi vocabulario, ortografía, ejercitar la memoria, tener más temas de conversación y claro ¡aprender! los dos libros que leí están situados en ciudades que no conozco: Praga y Tokio y me abrió la mente y los sueños para poder ir algún día.
Pero lo más importante, es que retomé algo que amaba, y eso me hace sentir mejor conmigo misma.
Y otra cosa MUY importante, anoche cuando llegué de mi club de lectura me llenó de emoción que mi hija de 10 años (que aún no está totalmente enganchada en leer mucho) me dijo: «¡Mami! ¿qué tal tu club de lectura? Ya sé que te gusta mucho ¿Te divertiste? ¿Qué libro van a leer ahora?»
Y en medio de sus preguntas pude ver algo más: una niña que ve que su madre hace algo divertido, que se hace tiempo para ella, que lleva a cabo actividades personales que le sirven, y, además si eso divertido es leer ¿quizá debería yo leer más? ¿quizá debería montar un club de lectura en la primaria?
Así que ¡bam! hacer algo para mi y poner algo de ejemplo, nada mal para una actividad que empezó casualmente y sin mucha preparación.
¿Qué te parece este mes retomar algo que te gustaba mucho y lo dejaste? ¿Aceptas el reto?
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